16 octubre 2006

46.

1. Ricardo Rosales de 21 años fue asesinado. " El secuestro del joven se produjo la mañana del viernes pasado... su familia pagó los $6 mil que aceptaron recibir por el rescate del joven... al ingresar la Policía a la casa de cautiverio, había sido asesinado aparentemente por estragulamiento... la víctima no tenía ningún tipo de lesión en su cuerpo." EDH dice "Rosales, de 21 años, fue ahorcado con un cable de electricidad".
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2. "Geovani Flores Quijada, de 23 años, recibió 16 balazos."
3. Julio César Grande Sánchez, de 19 años, fue asesinado en "la Colonia San Rafael".
4. "Asesinaron a un hombre de unos 45 años en el interior del mercado".

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5. "Se produjo el crimen de Manuel Vicente Cortez Acosta, de 26 años. Un hombre se bajó de un vehículo y sin mediar palabras lo atacó a balazos. "

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6. "...desconocidos le quitaron la vida con arma de fuego a un hombre no identificado."
7. "...acribillaron a balazos a Benjamín Arturo López Rodríguez, de 19 años".

Me regalaron para mi cumpleaños estos dias el libro "Me llamo rojo" del actual Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk (aquí incluyo abajo los primeros dos párrafos). Abró la primera página y el capítulo primero se titula: Estoy muerto.

"Me persigue la muerte" se titulaba una instalación que hice hace ya algunos años en Antigua Guatemala. No me imagine sería una especie de presagio. Al concluir los 100 días debo enterrar la muerte y ver en otra dirección, temo quedarme atrapada aqui, en este lugar oscuro.

"Ahora estoy muerto, soy un cadáver en el fondo de un pozo. Hace mucho que exhalé mi último suspiro y que mi corazón se detuvo pero, exceptuando el miserable de mi asesino, nadie sabe lo qeu me ha ocurrido. En cuanto a él, ese repugnante villano, escuchó mi respiración y comprobó mi pulso para estar bien seguro de que me había matado, luego me dio un apatada en el costado, me llevó hasta el pozo, me alzó por encima del brocal y me dejó caer. Mi cráneo, que antes había roto con una piedra, se destrozó al caer al pozo, mi cara, mi frente y mis mejillas se fragmentaron hasta el punto de desaparecer; se me rompieron los huesos, mi boca se llenó de sangre.

Llevo cuatro días sin volver a casa: mi mujer y mis hijos deben estar buscándome. Mi hija, agotada de tanto llorar, estará vigilando la puerta del jardín; todos estarán en el umbral con la mirada en el camino.


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